Nadie esperaba, 20 años atrás, que en Australia se pudiera producir un buen whisky. Fue Bill Lark, quien mientras pescaba se dió cuenta de que la isla tenia un suelo fértil para la producción del whisky. En 1992 establecía la primera destilería australiana.
Una industria de un valor estimado de 20 millones de dólares.
Hoy, 20 años después, el número de destilerías ha crecido por todo el país, dejando una industria de un valor estimado de 20 millones de dólares. Las destilerías las encontramos en el sur, Smith’s Angaston y Bakery Hill, aunque la mayoría se encuentran en Tasmania, donde Lark, Nant, Hellyer’s Road y la Tasmania Destillery producen miles de barricas al año, sin olvidar de las pequeñas franquicias y embotelladores independientes.
Los whiskies de Tasmania se definen por un sabor cremoso completo, que se demora en boca y que mezcla los sabores de la tierra y el agua australiana. Normalmente maduran en barricas de vino y bourbon, creando una variedad similar al Speyside escocés. El nivel de calidad de estos whiskies ha dado pie a que Dominic Roskrow, el conocido crítico de whisky, considerara la categoría de Tasmania para los premios World Whisky Masters.
Y en este auge del whisky australiano, llega la Sidney Whisky Fair que este año agrupara 30 destilerías internacionales para dar a probar más de 100 single malts. Entre ellos, el considerado “Jim Murray’s 2012 World Whisky of the Year”, el Old Pulteney de 21 años, y otros whiskies de gran calidad, incluyendo una selección especial de whisky Japonés. Además, los organizadores de esta maravillosa feria han querido enfocarse en las botellas independientes, así que también se podrán probar wiskies fuera del circuito normal.
Si queréis pasaros por la feria este verano, recordad las fechas: 31 de Agosto y 1 de Septiembre, en el clásico Oak Barrel, Sidney.