En septiembre de 2016 salió al mercado The Dublin Liberties Copper Alley. La segunda expresión de la gama The Dublin Liberties. Se trata de una edición limitada como ya lo fue Oak Devil.
El nombre de esta expresión, Copper Alley, proviene de una de las calles más antiguas de Dublín. Es también una de las calles más bulliciosas, donde comerciantes y taberneros comerciaban con las destilerías. Según The Dublin Liberties, Copper Alley refleja los métodos tradicionales del whisky irlandés, y se producirá en la nueva destilería The Dublin Liberties.
The Dublin Liberties Copper Alley es un Single Malt Irlandés de 10 años de doble barrica. Esta expresión ha envejecido en barricas de bourbon, y se ha afinado durante 6 meses en barricas de Oloroso de Jerez de 30 años. Es una edición limitada, ya que sólo 31 barricas de Jerez han podido afinar el whisky.
No se ha filtrado en frío y se ha embotellado al 46% de volumen. Su precio de venta ronda los 65 €, y podéis comprarlo aquí.
Nota de cata de Dublin Liberties Copper Alley
La vista
La botella de The Dublin Liberties Copper Alley es negra, con una etiqueta de toques steampunk indicando la expresión. En copa este whisky es ámbar claro.
La nariz
Empieza con notas dulces de vainilla y ligeros toques de roble. A continuación encontraremos aromas de frutos secos, especialmente nueces. También hay ligeras notas afrutadas, de peras y melocotones.
El paladar
Copper Alley es cremoso y de cuerpo completo. Encontraremos notas suaves y dulces afrutadas, que insinúan peras y melocotones en almíbar. Le sigue un pequeño toque de vainilla y frutos secos, con nueces y avellanas. La última capa es ligeramente picante, y va aumentando hasta llegar a un nivel completo de picante al final del trago.
El final
El final es largo y muy picante. Permanecen en el retrogusto ligeras notas de melocotones y nueces.
Conclusión
Copper Alley es distinto a los whiskies irlandeses habituales. Afrutado y dulce, posee un paladar meloso que te engancha desde el primer momento. Sin embargo, lo que destaca de este whisky (y también sorprende), es ese toque picante que va aumentando hasta el final.