La famosa destilería de la isla de Jura tenía guardado en el interior de sus bodegas un delicioso secreto: el lanzamiento de un single malt de 30 años llamado Standing Stone. La noticia ha sido lanzada a la red por el blogger y amante del whisky Gal Granov, quien visitó la destilería en persona y reveló el secreto hace cuatro días.
Standing Stone hace referencia a los menhires que se pueden ver a lo largo de la isla y que datan de la edad de bronce. En concreto hay un menhir de más de 15 metros de altura en la «Bahía de las rocas protectoras» que se supone, fueron erigidas hace 3.000 años por los primeros Diurachs para apaciguar a los espíritus. Suponemos que por este motivo Isle of Jura decidió llamar así al whisky más antiguo que ha salido de sus bodegas, siguiendo la marcada imagen céltica que la destilería quiere proyectar.
La botella estará disponible a partir de finales de diciembre (¡justo para Navidad!) por un precio aproximado de 350 euros. No podemos decir que sea un whisky económico, pero creemos que la botella va más destinada a los fans y coleccionistas de Jura que no al público general.
Os traducimos la nota de cata directamente del blog de Gal Granov ya que por motivos evidentes todavía no ha llegado la botella a nuestras manos:
La nariz
Comienza dulce y cremoso, con una considerable cantidad de zumo de mandarina, caramelo espeso, vainilla, resina de madera, especias viejas, madera y un cierto toque a frutas exóticas. También hay una pizca de la espuma de mar muy apropiado para un dram de una isla así, y es voluptuoso en la nariz. Dulce, crujiente, y atractivo. Es aún más dulce de lo que recuerdo de la primera cata de la muestra de la barrica, delicioso.
El paladar
Es necesario darle a este whisky tiempo en el paladar, o como decía R. Paterson, «dadle al whisky un segundo por cada año de maduración antes de tragar». Las naranjas y mandarinas hacen una potente aparición, así como el chocolate negro, con cacao en polvo por encima. También podremos encontrar caramelo al viejo estilo, sensación de espesor, azúcares, cerezas dulces de vainilla, especias y un montón de pasas y ciruelas al final, terminando entre picante y sabor a madera (también notaremos la influencia del jerez). La textura es viscosa y quizá pueda sorprenderte que «sólo» se trate de un whisky de 44º, ya que se siente mucho más grueso y lleno en el paladar.
El final
Piel de naranja cubierta de chocolate negro espeso, mezclado con sultana, ciruela y cacao en polvo. Largo y gratificante.